Extasis

















El tren, una serpiente de metal, se deslizaba por los rieles, pero él, en el umbral de la partida, sintió un impulso irrefrenable de descender. 

La ciudad, un laberinto de calles y casas, lo acogió con extrañeza. 

Al llegar a un barrio de techos altos, se encontró con tres hombres que lo observaban. Les preguntó por su labor, pero sus respuestas eran tan enigmáticas como sus sonrisas. "Vas a encontrar a alguien arriba", dijo uno, sin más. 

Subió corriendo las escaleras hasta un dormitorio donde, bajo un acolchado, una mujer lo esperaba en silencio. 


Al descubrir quien era, cayó rendido ante la belleza de su cuerpo y la negrura de su cabello. 


Deslizó sus dedos por su cabeza, sintiendo un placer inusitado.


Un calor lo invadió, una oleada de emociones lo confundía. 


Era amor intenso y puro, un amor que lo llenaba y lo destruía al mismo tiempo.


Un éxtasis inexplicable.

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