Con ojos de sorpresa


Despertó con su pelo enredado en sus manos. 

Una sensación agradable lo inundaba.

La imagen de su amada, con el cabello negro cayendo sobre sus manos, se desvaneció al ritmo del timbre insistente. 

Su imagen se evaporó, entonces saltó como un resorte.

Desde la ventana, vio dos figuras que golpeaban la puerta. Eran las nietas de ella. 

Se vistió, sin entender nada. 

Al abrir la puerta, las niñas lo miraron con ojos de sorpresa. 

Saludó y se fué, sin mirar atrás.

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