Violencia corporativa



El sonido de la multitud lo perseguía como una jauría. 

La ciudad, antes un laberinto pacífico, se había transformado en un escenario de caos. 

Las calles, otrora silenciosas, resonaban al clamor de una masa enfurecida. 

Huyendo de la ola humana, se vio obligado a tomar una decisión arbitraria: izquierda o derecha.

A salvo de la turba, se encontró con otro tipo de amenaza: la soledad. 

El trapito, con su mirada insistente, lo confrontaba con otra realidad. 

En ese encuentro fortuito, el protagonista percibió la ironía de la situación: mientras la multitud rugía corporativamente sus demandas, el individuo solitario, imploraba y mendigaba sólo unas monedas, sin causarle temor alguno.

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